De los actos más sencillos recibimos
respuestas de realidades muy complejas
que tan sólo percibimos a través de
los sueños.
Las particulas de nuestro cuerpo
perciben estas señales como algo
natural a su propia naturaleza,
pero nuestra mente está unida
a una inmensa red, de la que no
podemos salir, para adentrarnos
en el lenguaje de otras realidades,
diferentes a la nuestra.
Sólo a través de los sueños,
libres del ego, que teme ser
dañado, nuestra conciencia se
adentra en otras formas, que la
mente al no poder interpretarlas
hace que los olvidemos al despertar.