Escondida tras los muros de la
ignorancia y el miedo he callado
durante años todo lo que ansiaba
expresar, más mi mente hablaba,
chillaba y gritaba todo aquello
que precisaba revelar.
Quiero poner en palabras las
imagenes escondidas en el dulce
susurro de la voz interior que
habla y, al mismo tiempo, acalla
ese parloteo constante de la razón.
Con la mente en calma, las imagenes
aparecen mostrando signos ocultos
de lenguas no escritas, transmitidas
oralmente a sangre y fuego, generación
tras generación.
Libre del yugo del intelecto, viajo
a través de la calma, comunicandome
con los sentidos en una lengua
universal que no necesita palabras.
Es la voz interior, muda y silenciosa,
que nace de la nada y se expresa en
forma de emoción, manifestando un
sentimiento que sólo desea transmitir
amor.