Montones de diminutas piezas de cartón,
esparcidas sobre una mesa, dan forma a
un rompecabezas humano, con la imagen
de un destino en el que sólo se aprecia
un difuminado dibujo.
Y con las primeras piezas en la mano…
¿Dónde está la clave de la composición?
¿Dónde comienza? ¿Dónde termina?
El destino es un rompecabezas, donde
todo encaja y cada pieza ya tiene forma
y lugar, a la espera de unas manos que
las coloquen en su lugar.