Preguntas sin respuesta en la
busqueda de un remedio que
apacigue la angustia de un
pasado desconocido que pesa
como una losa asfixiante e
inmoviliza cualquier movimiento.
Preguntas sin respuesta en una
suplica constante de disculpa y
perdón, purificando la sangre
envenenada de ignorancia, rabia
e íra del alma atormentada por
la traición.
Preguntas sin respuesta de un
devenir expectante e incierto,
dónde la razón pierde el sentido
y el ego se doblega humillado,
temeroso y abatido, partiendose
en pedazos, como única respuesta
a sus preguntas.