LA HOJA DEL ARBOL

Las hojas del árbol de la vida
caen, inevitablemente, después
de la crecida; marchitas y secas
vuelan sin rumbo a merced del
viento.

En su viaje, dondequiera que
vayan, siempre serán parte de
ese árbol que les dió vida.

Soy una hoja más, de un inmenso,
frondoso y recio árbol, arraigado
a la Tierra, sosteniendo la vida,
abierto a la luz y el calor de la
naturaleza del Cielo, en un ciclo
transitorio, que no tiene principio
ni fin, dónde el orden y el caos
conviven en armonia, como algo más
grande que una efímera vida.

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