Visito la montaña sagrada donde
habita la Diosa morena , dormida,
para hacer una ofrenda a la Tierra.
Atraída por el hechizo de la naturaleza
en Otoño, camino por el sendero del
Angel, cruzándome con peregrinos,
curiosos, amigos y extraños, hasta
llegar a una encrucijada que me indica
con claridad, que ese es el lugar donde
iniciar el ritual.
Formando un circulo de amigos, chamanes,
recuerdos y olvidos, entrego mi corazón a la
montaña sagrada y le ruego a la Tierra lo
acepte como regalo de vida para que lo
guarde en su interior a la espera de que la
Diosa morena despierte a la vida y guarde
la tierra que lleva su nombre.