Destronado del noveno mes del calendario,
el sur te arrebató el báculo con el que
despedías el verano para convertirte en
el preludio del invierno.
Noviembre, tiempo de viento y abrigo,
de rendir a los muertos, de robarle un
minuto al día para la noche más larga
del invierno.
Noviembre, caprichoso y cambiante vives
entre crisantemos, guirnaldas y castañas para
rendirle culto a los ancestros, mientras la
lluvia limpia las calles y los clanes se preparan
para el frio del invierno.