La guerra está en mí,
yo soy la guerra.
Pensamientos, sentimientos
y emociones dan forma a un
entorno difícil, caotico y
hostil.
Minas estallan a mis pies,
granadas en mis entrañas y
bombas en mi cabeza.
Sangre, mutilación y devastación
en nombre de unos dioses crueles
e invisibles que aniquilan todo
aquello que tiene vida, honrando
el bestiario ilustrado del poder.
El circo romano aparece de nuevo,
esta vez, con el cielo plagado de
aviones y submarinos surcando los
mares, guiados por banqueros
camuflados.
Habito el mundo del progreso y la
libertad y veo a mis congeneres
luchar por un poco de dignidad.
No hay transformación, no hay
evolución, ni vencedores ni
vencidos, tan sólo dolor,
sufrimiento y desolación.
El mundo siente en sus entrañas
la guerra de mi ser primitivo
que ha olvidado honrar la vida
y se ha olvidado de si mismo.
La guerra sigue en mí.
Soy guerrera de la luz,
lucho contra la oscuridad
sin odio, sin violencía,
sin temor, simplemente
transformando mi esencia
en vibración.
Me transformo en luz
abriendome paso entre
tinieblas.
Observo la miseria, la
destrucción y el amanecer
de un nuevo día.
Todo se derrumba poco a poco,
el ego cae y los dioses crueles
e invisibles con él.
El circo moderno toca su fin,
ya no hay lucha, ni banqueros,
ni bombas, ni esclavos ni poder.
La dualidad cierra el circulo
atrapandome y fundiendome en
el todo, que todo lo es.
Ahora, por fin, la guerra ya no
está en mí.
Ya no soy la guerra.
Ya no soy la guerra
Autor: E Bosch. Acrílico sobre cartón. 345x280mm.