Es tiempo de liberar,
es tiempo de dejar ir
memorias enquistadas,
emociones envenenadas,
sentimientos agazapados.
No es tiempo de demandas,
de peticiones ni de
conclusiones; tan sólo
de observar, mirar hacía
dentro y estar en silencio.
Es tiempo de pensar que no pienso,
de sentir que no siento,
de lamentar que no lamento.
Es tiempo de contemplar cada
instante, cada momento como
transcurre fuera del tiempo.
Años luz se convierten en eones.
La alquimia del tiempo se transforma
en eternidad y silencio.
Es tiempo de calma y reflexión.
No es tiempo de odio, ira, ni
provocación.
El tiempo se detiene, pierde
la forma y se convierte en el
no tiempo que despierta el ser.
Es tiempo de recuperar el tiempo.