El dolor sale de mi alma
y se instala en el cuerpo.
Te consume, te penetra, te
atraviesa hasta dejarte sin
sentido, exahusta y perdida.
El cuerpo se retuerce, se balancea,
pierde el sentido de la realidad y
se acomoda en otra realidad que lo
aleja del bienestar.
El caos se apodera de la mente y
todo transcurre en la más absoluta
oscuridad.
El dolor subyace los sentidos y el
infierno sale de los libros para
cobrar vida en mi cuerpo, quemando
y arrasando todo aquello que fuí,
sin dejar más rastro que un
profundo vacio.
Flotando en la oscuridad del tiempo,
el dolor del cuerpo cesa, el espacio
vacio se colapsa, el infierno regresa
a los libros y la paz a mi alma.