Las puertas del amor se abren.
Emociones llenas de recuerdos
se agolpan en el umbral y dan
paso a una voragine de sensaciones,
cual montaña rusa que sube, baja y
gira vertiginosamente para llegar
a su destino con calma.
El cuerpo se llena lentamente
de mil sensaciones, desbordandolo.
Al extremo de hacerlo estallar en
mil pedazos.
La mente se vacia de patrones y
creencias, dejando su espacio a
la incognita, la sorpresa y la
fluidez.
Las puertas del amor están abiertas
de par en par.
No hay mente, no hay juicio,
no hay miedo, no hay proyección,
no hay tiempo.
Hay rendición, hay plenitud,
hay equilibrio, hay sentimiento,
hay amor.
El amor, ahora, simplemente es.