Un corcel alado cabalga al galope entre nubes
de colores y desplega sus alas mostrando
cascabeles dorados que anuncian su llegada.
Vuela moviendo las patas como si corriese sobre
el aire, surca el cielo entre saltos y cabriolas,
siguiendo el sendero de legendarios centauros,
avatares de otros tiempos. Cuenta la fábula que
el agua manaba mágicamente de su huella y
que una brida de oro le hizo leyenda.
El corcel puede despertar en cualquier
momento del largo sueño del tiempo para
cabalgar juntos de nuevo, sin montura, sin
brida, sin mas atadura que el amor y el
cielo. Escondidos de la mirada humana,
jugando entre nubarrones para guardar
el secreto de un amigo alado que tan solo
espera una cándida mirada, cabalgando entre
las nubes.