De pronto surge la magia en un estallido de pasión
donde la muerte y la vida se funden en un instante
único, sin mente ni barreras.
La muerte vestida de negro avanza lenta y sigilosamente
disfrazada de amistad atrayendo con calma y paciencia a
la vida rompiendo su coraza y sus barreras.
La vida inocente y alocada se acerca despacio, casi con miedo,
abriendo poco a poco los candados de la amistad, dejándose
llevar curiosa y entregada.
En su fusión la muerte y la vida afloran sus miedos, su dolor,
su emocionalidad, el placer y el éxtasis.
Rabia, ira, emociones reprimidas, sentimientos no expresados
y vivencias del pasado se funden con momentos de mucha
intensidad y de sensaciones desconocidas fuera de su control.
La muerte y la vida se convierten en NADA y en su locura
pasional y mental ignoran que ambos son lo mismo,
espejos dónde el negro y el blanco son sólo una imagen
de si mismos en la que uno refleja al otro.
Despacio y sin tiempo se van mostrando el uno al otro
que no existe separación entre ellos, que la muerte y la vida
sólo existen en su imaginación.
En su aventura no saben que la NADA lo contiene todo
como el “Big Bang” y su origen, que la muerte y la vida
no existen, sólo la NADA.