Marina, tu nombre sabe a mar, pinares y aceitunas.
Tu fina y delicada figura parece salida de un
cuento infantil, dónde el sol, el atardecer y la luz
envuelven tus cabellos trenzados y salpicados de
flores, como los jardines de la isla que te vió nacer.
Marina, cruce de etnias y caminos distantes.
Tu nombre evoca batallas y conquistas pero
también acuerdos y paz.
Eres grande como el mar, a veces serena y calma,
otras, osada y brava.
Haces honor a tus nobles ancestros que surcaron
los mares, conquistaron el mundo y se refugiaron
en una isla en medio del mar.
Marina, tu mirada penetrante y profunda alberga
las profundidades del tiempo.
En la noche haces honor a tu nombre y surcas
el cielo, navegando entre estrellas y galaxias,
sin necesidad de rutas, ni caminos con la certeza
que tiene el alma de convertir los sueños en realidad.