LA BRISA DE LA MAÑANA

Despierto con el sonido del viento
y una sonrisa asoma entre las sábanas
que cubren mi rostro.

La tibieza de la mañana recorre
mi cuerpo, mientras suspiro delante
de la ventana, llenandome de prana
y alimentando mi alma.

En un acto de comunión, mientras
miro al cielo, inhalo y exhalo
fundiendome con el aire, llenandome
de paz. Observando sin ver, dejandome
impregnar por el olor de la brisa que
huele a amanecer, tan intensa que no
se ve, tan pura que te acaricia sin manos
y tan efímera que a mediodía se fué.

Deja una respuesta