Las nubes cubren el cielo al
ritmo del viento, alicatándo
con algodón, cualquier vestigio
de azul que precisa adormecer,
mientras la luz y el agua
bailan al son de la tormenta.
Las nubes cubren el cielo al
ritmo del viento, alicatándo
con algodón, cualquier vestigio
de azul que precisa adormecer,
mientras la luz y el agua
bailan al son de la tormenta.