Contemplo con obsesión el transcurrir
de un pasado cercano, caminando
lentamente en el filo del precipicio
emocional,absorta en las imagenes de la
lucha en el limbo de la supervivencia,
para liberar la ira de mi autocrítica
sin violencia ni reproches y así encontrar
el lugar al que pertenezco por derecho de
nacimiento, libre al fin del juicio, la
culpa y el remordimiento.
Termino, por fin, el capitulo del
sufrimiento con un epílogo de compasión
y me embriago, saciando mi sed en la
ansiada paz, entregando el amor y el
reconocimiento a mi misma, a aquellos
que ya no están y a los que ni tan
siquiera conozco pero que forman parte
de mí y también ansian compasión.